lunes, 11 de marzo de 2013

Cuarto de Siglo

25 años, mil historias, más de 25 anécdotas que podrían clasificar estos 25 años, los cuales les doy una nota alta, casi de matrícula para unas vivencias que han sido más buenas que malas, con sucesos muy malos pero momentos muy buenos que han hecho de una vida, la mía hasta este instante, algo que repetiría sin obviar nada.

Quedan muchos más pero hoy, 3 días después, 3 días intensos después, miles de sorpresas geniales después... He caído en la cuenta que ya no tengo aquellos 16 de mi primer trabajo, aquellos 18 casi 19 de la aventura de Madrid que aun perdura o los 8 de un posible cumpleaños que no recuerdo pero en el que tendría tanta ilusión como el vivido hace 3 días.

Hace un tiempo expliqué que después de estar hundido en lo más bajo de la escala de la felicidad, he ido retomando y afirmo sin miedo a equivocarme que los días 8 hasta el 11 de marzo de este 2013 han sido la cima de una carrera de fondo que espero mantener... ya no para escalar, si no para no descender.

Estos días me han demostrado que se puede llorar de alegría, de felicidad, que un abrazo en cierto momento  y unas personas en ciertas situaciones pueden hacerte ver que ser feliz es tan sencillo como vivirlo... Vivir. Yo he sido feliz muchas veces de muchas maneras y esa experiencia me ha hecho ver mejor lo acaecido estos días.

Diré Gracias. A todo y a la nada con seguridad de que no lo leerán quienes deben leerlo, pero GRACIAS, porque sonreír es magnífico y llevo días que no paro de hacerlo, especialmente por dentro.

Estos 25 recién llegados me han hecho dar un vistazo atrás con la percepción que la nobleza, el saber estar y el intentar ser un poquito mejor lo tengo que seguir haciendo porque me queda camino por recorrer.
Me han enseñado a valorar lo mejor de las mejores situaciones y personas y no lo peor que, por lo general, es lo que más nos marca, pero sobretodo me han enseñado que el no, la nota negativa, el "no ese puede" o el "es imposible" es algo que se pelea, se busca y se trabaja hasta conseguir lo contrario, porque la felicidad no solo es tener lo que quieres, si no el pelear por ello, demostrar y demostrarte que no hay nada perdido, solo se pierde el que no lo intenta.

Pero, por encima de todo lo dicho, los 25 me han dado algo muy difícil pero que parece sencillísimo: madurar de una manera sana, intentando ser gran hombre pero mejor persona... Y si esto es así es gracias a la gente que me rodea.

Por otros tantos años más, por otras tantas vivencias, por otras tantas anécdotas y, sobre cualquier cosa, por otras tantas personas que aparecerán, que se quedarán o se irán, que están siempre... Pero que me han hecho ser todo lo que yo soy.
Y teniendo en cuenta que estas personas siguen estando y quieren seguir más tiempo, consigo día a día ser un poquito mejor.

Porque la vida puede ser maravillosa... Gracias a vosotros.

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